Hace un par de años me dí cuenta, que como en las caricaturas, tengo mi propia nube que me sigue a todas partes mientras hace llover sobre mi cabeza. Al principio era un poco triste saber que nunca iba a estar completamente seco, pero una forma "Byroniana" de ver el mundo haría que me sintiera feliz de tener mi propia nube. Ahora sé que esa nube no me hace tan especial... en este momento otros cien mil cerebros deben agradecer estar mojados por su propia nube.
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